Dos páginas


Y mientras estábamos sentados en ese sofá art deco estilo 60’s con la ventana a nuestras espaldas y los ojos de los árboles mirándonos desde la oscuridad, no sé cómo, pero de repente estando uno en cada extremo con mis piernas entre sus piernas nos convertimos en dos páginas de un libro.

 Yo lo supe de inmediato, aunque nunca antes lo había sentido, era como saberme de papel amarillento de textura gruesa y de esquinas limadas por los dedos de ese lector que leía las dos páginas que éramos esa noche. Aquella noche en la que preparé lentejas y hablamos de los nietos que no existen y él me abría las puertas de sus ojos azules como un mar eterno sin profundidad calculable, como un horizonte invisible sin destino conocido.

Nos convertimos en letras, en tinta negra, en superlativos, en diminutivos, en adverbios de tiempo, de espacio y en verbos. Nos perdimos en un instante. Por un momento, alguien leía que él me acariciaba la mano, mientras él pensaba en esa fotografía que me tomó en la que mis dedos parecen más largos, como de un ser del espacio…y sonrió, porque le agradó la idea de saberme universal, ultrasolar, anatómica y gramática. Él no sabía que yo sabía lo que él pensaba, ni que podía sentir las letras nevando sobre esas páginas en las que nos convertimos aquella noche.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola, me agradó mucho lo que leí en tu blog.

En especial me sorprendió algo que no se encuentra tan fácil: poesía, bien resuelta, dentro de un contenedor "pop"... y no un blog "tipo diario" salpicado de versos falsos.


Te leo, que estés bien.
Cordovita Moreno ha dicho que…
Hola Fabián! es un gusto tenerte por estas letras :) gracias por tu comentario, muy apreciado por estos lados del universo :)

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