Mil y Una



Yo también podría contar mil y una historia, como lo hizo Scheherazade, sólo para mantenerme viva. Podría desesperadamente contarte el cuento de un conejo que perdió la piel por cualquier razón científica y murió de un ataque al corazón; continuaría con la anécdota de una habitación de color verde oscuro donde Calamaro cantaba sobre roperos y floreros, y yo estaba triste. Hablaría cada día de mi hermano, mi sobrino y de cómo volar porque este invierno una pequeña princesa china me enseñó todas las instrucciones para hacerlo y volamos juntas sobre montones de personas que buscaban ansiosas regalos de navidad. Contaría la historia de cuando me escondo de mi misma y me pierdo por días enteros sin saber donde estoy, que me busco hasta agotarme hasta aparecer detrás de algún mueble en medio de la oscuridad riéndome de todo.
Te contaría de ti, de mi y de todos los rostros y las miradas que se cruzaron con mi universo y la galaxia que habita en mis pupilas marrones. Te contaría del dinero, de dónde está y de cómo puedes encontrarlo. Te contaría de la muerte que está en todos lados y en todas las formas, sublimes y grotescas; en las sombras y en los rayos del sol. Te hablaría del gato que carga a un bebé en la boca y de una mujer que al parir se desgarra por dentro. Contaría historias de terror sobre la maleza que crece en los parques donde jugaste de niño y de los zapatos de colores que le robaste a un payaso.
¿Qué más contaría? Quizás de partidos de fútbol que nunca vi, excusas perfectas para alguna juerga y noches de aventura; contaría por qué ya no creo en la gente y por qué la utopía no es una medicina sino un veneno, contaría historias de las ideas que siguen siendo ideas y de los hechos que siguen siendo hechos. Narraría los episodios de aquel hombre que quedó atrapado en la telaraña del tiempo. Hablaría de la Grita y la guerra de tomates podridos; de los capricornios y la facilidad que tienen para relacionarse entre ellos. Te contaría sobre la leyenda del piloto francés que murió cuando su corazón explotó un día que se lanzó al vacío y cayó sobre una mujer, en un impacto en el que no hubo sobrevivientes. Te contaría de los dos hermanos que siempre soñaban que su perro hablaba y la historia de cómo la hijastra malvada del cuento se ganaba un premio gordo en un casino en Las Vegas.
Historias de invierno, primavera, otoño y verano; de nieve y de arena. Me vomitaría en palabras de colores hasta escupir mi sangre azul con la última vocal y el último apostrofe… mil y una historia para vivir, mil y una historia sólo para mantenerme viva.


Comentarios

Borgesito ha dicho que…
Ha sido uno de los escritos más intensos y penetrantes que he leído. Tienes razón, esas son las historias que nos mantienen vivos, el ápice de la vida, lo agudo, las contradicciones fatales, esa disyuntiva... Estoy feliz de que en mi familia exista alguien que comparta conmigo esas locuras tan tangibles, pero tan esquivadas... Jorgis.
Anónimo ha dicho que…
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