Un día libre, mi consciencia y el perro de mi vecina

Un inesperado día libre, esos que no he planificado, simplemente no tengo que ir a trabajar y aún así me he levantado en la mañana a la misma hora de siempre, voy al baño, hoy no tengo apuro y a diferencia del resto de mis días en los que apenas me veo a los ojos, hoy me detengo frente al espejo y me miro como si estuviera ante una pared blanca.

Con parsimonia tomo una tasa de café aún sin cambiarme el pijamas y me coloco frente a la ventana que da al jardín. Algo a través del cristal llama mi atención. Es mi consciencia que se ha ido a juguetear con el perro de la vecina, un horroroso espécimen canino lleno de pelos atado de una soga al cuello; la sonrisa se me tambalea a un lado como si vertiera una mofa sobre el cuadrúpedo. Me burlo de él, lo compadezco, porque precisamente hoy no tengo soga alguna, mis corbatas están perfectamente ordenadas y resguardadas en la gaveta del closet, hoy nada me dirige a ningún lado, nadie me pasea por ningún camino. Acaricio mi cuello - ¿soy libre?- pensé de pronto y me llené de pánico, ese miedo que se debe sentir cuando se pierde el rumbo del timón, como si flotara en una atmósfera sin gravedad o peor aún, como si fuera un globo de helio que algún niño dejó ir, simplemente me siento como un perro triste y cabizbajo errante sin deberes, ni obediencia, débil, sin alimento, paseando por el limbo que divide lo salvaje y lo doméstico. Tomé un sorbo.

Ella notó que mi consciencia se había escapado y retozaba con su mascota, luego me la devolvió amablemente con una mirada y entretanto su pequeño monstruo empanizado de pelusas tiraba de la cuerda. Ella también tiene una soga que ata su mano, pensé. Pero aún le queda una mano libre y la está levantando, la agita, me saluda. Yo miro a mis espaldas antes de repetir el gesto y como si me convirtiera en su figura en un espejo, levanto mi brazo, abro mi mano y torpemente dejo caer mi consciencia

...otra vez.

©2008


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
que fino! me alegro de no tener q usar corbata y de ser mi propio jefe... pero sí, llega un punto en q te preguntas... soy esclavo de mis sueños?
Anónimo ha dicho que…
Toda una revelación este cuento de la escritora calva XD XD
LA verdad es que la calvicie te va jajaaj
No sé si quererte u odiarte después de leer el cuento!!! estaba haciendo una cosa tan fastidiosa como un "Manual de Cargos" cuando me fui al link y lo leí...
...después de eso ya no hago el Manual de Cargos, me quedé pegada con el asunto de la libertad... aquí estoy haciendo una cosa que me fastidia mientras mis panas estás gozándose una reunión esotérica. La única que tiene un trabajo en el que dispone de su tiempo soy yo, pero aquí estoy sábado en la mañana con mi manual, entonces pensé en esa relativa libertad que al final solo la obtienes con lucidez, y la lucidez es un compromiso que duele, pero al final lo prefiero... quizás con ella siento que la cuerda está menos tensa en mi cuello...
Está demás decir que me gustó mucho...cuenta entonces con una lectora asidua que no sé para qué pueda servirte pero aquí está :D
Un abrazote tricolor con estrellas "puyúas" y gracias por compartir tu historia conmigo
Daniela
Anónimo ha dicho que…
Escritora marcada por la exelencia...

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